sábado, 8 de septiembre de 2007

La Institucionalidad Estudiantil

Marx decía que los hechos aparecen, como si dijéramos, dos veces; una vez como tragedia y la otra como farsa, pero ¿Qué pasa cuando es en verdad una farsa permanente y constante?

Por un margen de una o dos semanas todos los años, las elecciones se toman los espacios universitarios, campañas políticas que nada tienen que envidiar de las parlamentarias, municipales y presidenciales. Grandes afiches llenan las paredes de nuestros centros de estudio, afables sonrisas, tal cual fuera la de un diputado connotado o de un senador famoso. Pero ¿Qué hay detrás de todo ese marketing político? ¿Voluntad transformadora o un interés mezquino que no es conveniente publicar? Nos preguntamos esto porque año tras año vemos como existe una infinidad de grupos que en su gran mayoría se define de izquierda, llenándose la boca de la necesaria participación estudiantil, la horizontalidad en la toma de decisiones, el trabajo social afuera de la Universidad y la defensa de la educación pública. Palabras muy lindas la verdad, que sin embargo no tienen asidero en la realidad. Y ¿Cuál sería entonces la realidad? Basta ver como se desarrollan las elecciones, ir a algún Consejo de Representantes, o a un Pleno de Federación, para darse cuenta que lo que predomina son todos los vicios de la politiquería tradicional; así podemos mencionar que aquella participación de los estudiantes es tirada al tacho de la basura por la máquina en cualquier toma de decisiones que se lleve a cabo por muy pequeña que esta sea, largas discusiones estériles donde todo lo que se dice nunca se hace, poniéndose en jaque el compromiso día a día y la supeditación del trabajo político social a algún resultado electoral. Ante este estado de cosas, en que la política con “P” mayúscula está muy lejos de ser realidad, el estudiante por más de izquierda que se diga tiende a ser cooptado por las lógicas institucionales nefastas que hemos descrito, creyendo sin embargo, que todo lo que haga tiene vocación transformador de la Universidad y la Sociedad, cuando la verdad lo único que cambia radicalmente es la propia práctica política (si es que se tuvo una anteriormente), la que comienza a tomar cada vez más rasgos enajenantes. Un ejemplo de aquello es que a pesar de que se diga que los Centros de Estudiantes y la Federación no son fines sino instrumentos, la práctica política cotidiana dice todo lo contrario.

A aquellos que ilusionados ingresan a las filas de algún grupo político pareciera ser que las circunstancias lo llevan a decidir si retirarse e irse para la casa o bien entrar en el juego sucio de la politiquería estudiantil, lo cual en muchos casos según hemos visto se da de manera enajenada.

Decepción, es pues una de las palabras que más se escucha decir en el espectro de la izquierda estudiantil, y decepcionados estuvimos nosotros por mucho tiempo. Decepción que nos hizo reflexionar, discutir sin algún norte electoral, ni un interés mezquino por el poder ficticio que otorga la institucionalidad estudiantil. Decepción que transformamos en decisión, en negarnos a aceptar alguna de las dos opciones, el adentrarse en el juego politiquero o retirarse. Sin pretender tener alguna receta mágica para superar el estado actual de cosas más que el trabajo duro, el estudio, la lucha y la organización, nos constituimos en la Fuerza Estudiantil Revolucionaria (FER), rescatando lo mejor de la tradición tanto del movimiento popular chileno y latinoamericano, como también del movimiento estudiantil de vanguardia, ese que luchaba por la reforma universitaria, que encontraba inconcebible a la educación como mercancía, que propiciaba la vinculación con los problemas sociales y tenía vocación transformadora; rescatar su legado y proyectarlo hacia el futuro es nuestra tarea El presente blogtiene por objeto dar a conocer algunas temáticas que como grupo consideramos relevantes y también marcar un hito al presentarnos públicamente con un órgano de difusión ante el estudiantado y al pueblo en general.

No hay comentarios: